AlosPiesdelAmo

AlosPiesdelAmo

jueves, 14 de marzo de 2013

Antídoto venenoso para pérdidas irreparables

Señor,

No es a mí a quien otorgasteis la libertad al salir por la puerta sino a vos mismo… pues os consta que yo nunca la perdí, ni cuando os entregue mi voluntad y deseo en el intenso proceso de iniciación y aprendizaje compartido que a ambos de forma diferente nos transformó. Pero vos tampoco la perdisteis jamás, ya que dominasteis el juego y supisteis mantener una apariencia de distancia emocional que vuestro gesto me hace reconsiderar.

Pero como bien decis la libertad conlleva renuncia y os consta que aborrezco renunciar… así que frente a mi irreparable pérdida opté en justa compensación por un antídoto que en exceso resultó venenoso, y que me ha llevado a perder el juicio y arriesgar mi forma de vida intentando aproximarme tibiamente a la intensidad que de vuestra mano gocé.
Y os confieso que sentiros observando con cierto interés desde fuera de la habitación de mis desmanes alimentó mi temeridad, y que escuchar vuestros consejos percibiendo en ocasiones enojo incrementó mis ganas de provocaros para intentar mantener por un momento más vuestra atención.

Y también reconozco que gocé el juego de la exposición y el coqueteo, de la provocación y la aparente entrega, de la admiración y el deseo carnal… y poco a poco el foro se volvió mi refugio y sus habitantes mi familia, y su intensidad y perversidad me regalaron emociones y placeres, divertimentos y hasta orgasmos. Y me sentí como la más frágil al tiempo que implacable domadora de fieras, y recordé la sensación de poder de la esclava Judith con la espada ensangrentada en las manos… y me fascinó.

Pero esta vez no tenía enfrente a un soldado borracho, sino a un grupo incontrolable de dominantes que disfrutan el control y el sadismo, y cuando las ofertas pasaron de galanteos a amenazas y promesas de dolor me asusté, y me arrastré en silencio hasta nuestra puerta buscando auxilio y os encontré esperándome.

Ahora llevo varias horas sentada contra el marco de madera y sobre las frías baldosas del suelo (pues abandoné la alfombra), a oscuras y sintiendo en mi pecho oleajes de quietud y desolación como si estuviera atrapada en un sueño perturbador… pero no me decido a salir, pues debo reconocer que sigo anhelando el placer que me proporcionan esas experiencias de dolor y sometimiento que al parecer conectan con vivencias anteriores muy poderosas.

Y como vos me pregunto si no será solo la veneración que os profeso lo que realmente me sedujo de este mundo, y debo reconocer que probablemente no lo hubiera hecho de no ser de vuestra mano, pues como a la misma me conocéis y adivináis, dándome en dosis perfectas la disciplina que requiero y el placer que ansío, y sobre todo, porque con vos todo fue un juego real y profundo sin odiosas cláusulas de eternidad.

Pero no desconozco que requiero atención, mucha, y que acepto las consecuencias que conlleva vivir peligrosamente, que no tengo nada que perder y que logro sobrevivir y reinventarme, que me gustan los retos que amplían mis límites, y que vos algún día os iréis... suerte que hace rato aprendí que aunque estamos solos, vivimos acompañados.

Os envío el más dulce de mis besos y sin importar el escenario mi entrega sin reservas…