AlosPiesdelAmo

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domingo, 10 de febrero de 2013

Aroma a sándalo en la puerta

El instinto depredador de Judith lo percibe con alarma. Yo me resistía a creerlo pese a las evidencias avasalladoras.

En principio tenía todos los ingredientes para el éxito. Una fantasía sexual envuelta en el fetichismo, con la libertad  de someterse o dominar como fondo. Con este carácter un tanto señorial que tengo resultó tentador. Se ofrecía sierva, que no sé si es una manera moderna de ligar.  Pero decía que se lo tomaba en serio siendo rebelde.

Decantó sus votos para dejarlos donde estaban. Es lista. Y sabe lo que quiere. Entre sus placeres menores está quejarse. Y entre los mayores el sexo o pensar por libre.

El caso es que se compró todo el equipo. Hacía alaracas  en mi presencia y  cuando estuvo sola se hizo con una fusta y otros juegos. Luego ponía cara de dolida. Pero se lo pasaba bien, muy bien. Tanto que se puso más guapa y quería repetir.

Había velas y olía a sándalo donde sus estilizados tacones piqueteaban el suelo y sus jadeos encendían el ambiente. Además desea un espacio de encuentro como este donde ejercer de anfitriona.  Ahora sazona chats al uso. Se imaginan.

Lo cierto es que en la tercera sesión el tema se me fue más a la responsabilidad como señor y perdió mucho encanto. Lo primero la excitación del sexo me bajó hasta por las rodillas. Por añadidura las baterías se me quedaron a cero. Y mientras tanto ejercer el papel  de dóminus me parecía cada vez menos sugerente. Soy un tipo inquieto y difícil.

Una mañana me levanté y suprimí mi cuenta de correo y en la página web de bdsm asociada al personaje.

Ahora quiero cambiar de paisaje.

No me puse las botas ni a ella collar. No lleva un tatuaje con mi sello ni los piercings adornan su piel. Su educación es esmerada. Ha aprendido de la alfombra y el cuero, de posturas y tratamientos.

Tiene una sonrisa radiante. Tiene, también es verdad, una cabeza procelosa y habilidades prestidigitadoras. Vamos que revuelve las señales con desmesurada agilidad y acabas en Teruel pensando que vas a Cuenca.

Una de las cosas que más me gusta de este contexto es que siempre hay una puerta abierta cuando uno quiere salir. Curiosamente, soy yo quien se levanta y la franquea.

Confieso que pasaré a ver qué han dicho.

Les dejo con ella. Se llama Judith.

Y siempre fue la estrella.

Están en buenas manos.

HASSO.

1 comentario:

  1. Sabe Señor Hasso. Yo también me levanté una mañana y cancelé mi cuenta ..... Pero después volví. Con más ansia, desesperación y comprensión. Con más dudas y más miedos.

    Le deseo suerte en su viaje.

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