AlosPiesdelAmo

AlosPiesdelAmo

domingo, 29 de septiembre de 2013

Aprendiendo del dolor

Estos meses de experimentación vital me han forzado al silencio, en parte porque escribir requiere un tiempo que preferí dedicar a encuentros y desencuentros cargados de sensaciones y emociones de toda índole, pero sobre todo porque exige una calma en el ánimo que distaba mucho de disfrutar.

Y es que mi naturaleza está dotada de una curiosidad ansiosa que me impide renunciar a vivir intensamente los momentos que me regala el azar, así puedan resultar incompatibles o temerarios. De modo que me lancé sin red y me enredé en la fascinación de un deseo imposible y ausente que florece irremediablemente con una palabra o un guiño distante, y me dejé convencer por promesas de libertad afectiva y sexual hasta compartir con una pareja un juego que no tuvo final feliz, y la cómplice intensidad se hizo presencia donde encarnar el cuidado y la pasión, y donde volver a plantearme mi rol.

De modo que aposté alto… y aunque en algunos momentos pensé que lo había perdido todo, resultó que gané más de lo imaginado, pero tuve que pagar un alto precio de dolor y frustración, y superar la ceguera de la negación resistente a la evidencia de la realidad.

Así, la fascinación se maceró a fuego lento con silencio y soledad, y se transformó en ternura platónica y sin esperanza, con ciertas notas picantes de deseo insatisfecho… y cuando pensaba que era un cadáver lo que acunaba contra mi pecho aceptando entregarme a otras presencias que calentaran mi cuerpo y mi ánimo con atenciones reales, reapareció por un instante alimentando mi obsesión más allá de la traición y la culpa.
Y aprendí que no ser capaz de renunciar a nada te puede llevar a perderlo todo, pero que en ocasiones no se puede luchar contra el deseo…

Y entre esas presencias encontré a una pareja que me integró en su andadura, y disfruté del placer del juego compartido, del cambio de roles, de la bisexualidad erótica, y hasta del afecto gratuito… pero también de la manipulación provocada por los celos y la acusación mentirosa, de la desconfianza y el miedo, de la intensamente dolorosa renuncia y aislamiento.
aprendí que este juego involucra irremediablemente a los sentimientos, y que los buenos deseos no bastan para superar nuestros complejos…

Y le encontré de nuevo, tras tenerlo y dejarlo ir sin apenas darme cuenta, y la conexión física y mental resultó asombrosa y estremecedora, y la curiosidad y el juego se transformaron en complicidad y afecto, y se dio el encuentro y extendimos el tiempo hasta más allá de lo imaginable. Y nos conocimos, contemplamos, conversamos, acariciamos, poseímos, reímos y también lloramos, y sin aparente futuro nos reencontramos una y otra vez, y la tensión de lo efímero hizo mella en nuestro ánimo con pasión y dolor, y me sentí tantas veces amada como despreciada, pero cuando me lo pidió… acepté ser suya.
Y aprendí que si tienes suerte encontrarás a quien te muestre tu propio reflejo y te exija recomponer los pedazos rotos hasta lograr ser más tú…

Me confieso adicta a las relaciones imposibles en las que puedo volcar mi pasión sin temor al compromiso, y que me protegen de un abandono motivado en mis pocos méritos. 
Y reconozco en mí la fuerza para renacer de las cenizas aprendiendo de lo vivido y lo perdido, sin renunciar a la ternura y la inocencia.
Y es que en la vida cuando apuestas alto lo puedes perder todo… o no.


2 comentarios:

  1. Repetiras la historia y tus mismos Errores.Suerte

    ResponderEliminar
  2. Afortunadamente, sumisa indiscreta, sabes disfrutar del camino, y no de las metas que los mortales nos fijamos. ¿Qué es una vida sin apuestas?. Ojalá se repita la historia con 1001 matices diferentes que te impelen a seguir viviendo, porque no hay una apuesta igual, ni una pérdida real...
    Siempre tendrás un "...o no" porque seguirás tu sublime camino.

    ResponderEliminar